28.10.13

¿Dónde puedo encargar a alguien como tú?

Antes de que digas nada y rechaces todo esto de pleno, dime al menos dónde puedo encargar a alguien como tú, igualito a ti. Aunque sea una copia barata, no me importa, lo daré por válido. Pero encárgate de que venga con todos tus defectos incluídos en el precio. Pídeles que me plagien tu esencia, y tu estúpida forma de reírte de mí. Que hagan una absoluta fotocopia de la manera que intentas ignorarme, y hacer con que me buscas a un metro por encima de mi cabeza. Lo quiero igual de artista, con la misma iniciativa, no me importa pagar gastos adicionales.

Diles que no escatimen en tus detalles, y que le jodan al copyright pero quiero calcadas todas tus palabras. Que no le cambien tu ideología, que siga sabiendo lo que quiere y hasta qué punto. Que le falten horas a sus días y que venga a robármelas a mí después, aunque sea de madrugada. Pídeles que encuentren la fórmula que tienes para que me sea imposible pensar que hay algo más entre tú, yo y nuestra circunstancia. Aprovecha la oferta y exige que me lo envíen sin gastos de envío, con solo ganas de mí. Y si no es posible eso, pide al menos la garantía y asegura mi corazón a todo riesgo, porque últimamente está hecho mierda y no quiere ver a nadie más que no seas tú.

22.10.13

Te quiero en perpendicular.

Me dices que te cuesta confiar en mí y me cuentas todos tus miedos. Me susurras al oído que quieres tenerme toda la vida a tu lado, que no quieres Cola Cao, que prefieres besos todas las mañanas. Que me quieres en horizontal y en vertical, que me quede siempre. Que te escondes en todas las bocas, intentando que las bese para recordarme que solo existe una. Que vuelva, que vuelva siempre. Que vuelva...

¿Es tan complicado? Si con tus miedos yo me he hecho una camisa y me encargo de que te mueras por quitármela todas las noches. Si en mi lista de la compra ahora no hay más que condones y amor, ni rastro del Cola Cao. Que yo te quiero en perpendicular, así hagamos lo que hagamos siempre habrá un punto donde encontrarnos. Que para volver, primero tienes que irte, y yo no me voy a ir porque estoy bien aquí, aprendiendo contigo que para alunizar no hace falta ir a la luna.

13.10.13

¿Qué ha sido de mi?

Quizás os haya pasado en alguna ocasión. Quizás alguna vez caminando por la calle os pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que quisistéis hace mucho tiempo. Apenas fue un instante, un breve destello de luz, pero lo suficiente como para dejar una quemadura en la retina y en el alma. Lo suficiente como para dejarte paralizado en mitad de la acera, sintiéndote a contracorriente de todo. Sin saber muy bien qué hacer o qué decir...

Se le llena a uno la cabeza de recuerdos. Y el caso es que no estás seguro de que se trate de esa persona porque primero fue, como digo, un breve instante y en segundo lugar, porque hace tanto tiempo desde la última vez que os visteis, que todos hemos cambiado en este tiempo. Y tú también aunque, a veces, te niegues a reconocerlo. Y está bien que así sea.

El caso es que entonces uno se queda dudando en mitad de la acera, pensando si no será que uno confunde la realidad con el deseo. Quiero decir que quizá sí se trate de esa persona, pero a lo mejor no. A lo mejor uno lo desea tanto que la inventa entre la gente. Desapareciendo y apareciendo. Apareciendo y desapareciendo. Y no digo que quedara algo urgente por decir, algo pendiente, quizás no sea eso. Quizás sea un deseo inconsciente. Y uno sólo quiere encontrarse con él para decirle cualquier tontería. Quizás para recuperar un retazo de aquellos tiempos en los que éramos eternos y vulnerables. Quizás sólo para decir, ¿qué ha sido de ti en todo este tiempo?, ¿qué fue de nosotros?, ¿qué ha sido de mí...?