29.1.14

Nunca había sentido esa necesidad.

Cuando me besó, le besé, y él me besó, y yo le besé, y me besó, y le besé, y el mundo se hizo líquido. Caliente. Pequeño. Tenía la piel áspera, la lengua dulce, todo era áspero y dulce y cabía en la frontera simétrica de nuestros labios pegados que se despegaban a veces y se volvían a pegar para encontrar otro sabor que era fresco y a la vez ardía. Y yo nunca había besado a nadie así, nunca había sentido esa necesidad implacable de besar, y de besar más, de seguir besando, como si me jugara la vida al borde de la bocacomo si más allá del cuerpo que me abrazaba no existiera nada, como si los brazos que me estrechaban me protegieran de un vacío negro y compacto que codiciaba la fuerza de mis propios brazos.

19.1.14

Sigue siendo un cobarde.

Claro, ya te entiendo. Es más fácil... si... Es mucho más sencillo no querer. No arriesgar nada, no alterar tu vida ni pegar una patada a tus principios.
Porque el amor duele. El amor quema. El amor desvela... Vale, tú sigue así, sigue siendo un cobarde que esto es solo para los que se atreven a poner su mundo patas arriba sin pensar en el mañana, y si no estás dispuesto a jugar tus cartas, tampoco te mereces que nadie lo haga por ti.

7.1.14

Siento hablar tanto de amor.

Deja de engañarte. Soy lo que tienes delante, no lo que te imaginaste en nuestro primer beso. No respondo al teléfono, y no siempre estoy cuando es urgente. Nunca me he creído los finales felices, y prefiero las canciones que me hacen llorar. Te juro que me gustaría ser de otra manera, ser el chico que escribías cuando te apetecía enamorarte. Pero nunca he sido lo que esperaban de mí, sino una imitación barata.

Y lo siento muchísimo, siento ser un incapacitado emocional tan a menudo... Siento el frío en mis abrazos y el silencio durante nuestros viajes en coche. Siento no estar a la altura de tu historia, no haber cambiado el argumento de tu vida. Siento haber sido más lágrimas que sonrisas, haberme perdido como despertabas tantas mañanas. Siento no encontrar tus días azules. Siento mi cobardía, y mis textos tristes. Siento hablar tanto de amor, y no hacértelo más a menudo.







(Y quiero puntualizar que no todas las historias van para alguien o me sienta de esa manera. Solo me salen y las escribo, sin más)

1.1.14

Te pido perdón porque...

Ahora que puedo despedirme como quisiera hacerlo entonces, ahora que puedo ser objetivo con este “hasta luego”, ahora que aún no me has hecho daño… Ahora que aún no te he roto el corazón, ahora que no se si tendré que despedirme algún día... Así que te pido perdón ahora, te pido perdón por todos los viajes que no hemos hecho, por todos los lugares a los que no habré ido contigo por falta de tiempo, perdón por haberte dado demasiados abrazos, perdón por haberme sentido un principe a tu lado, por haberte comido a besos y a mordiscos... Perdón por no saberte cantar canciones, por levantarme despeinado, por ser lo primero que deseo llevarme a la boca cuando despierto...

Te pido perdón por sentir celos por todo, porque te abrazaré demasiado fuerte y con demasiadas ganas, porque te cogeré de la mano y no querré soltarte. Te pido perdón porque querré hacerte el amor en todas partes, perdón porque tal vez te llamaré demasiadas veces por teléfono o demasiados mensajes, y porque seguramente seguiré sin soportar a tus ex. Perdón porque te diré cosas que no siento cuando me enfade y tontearé con otro chico para sentirme deseado por ti y para ponerte celoso, perdón por querer quitarte los enfados con abrazos y besos, por no saber enfadarme, por no saber decirte que no.

Perdón porque poco a poco me habré ido conociendo tu cuerpo, cada día seré un poco menos turista y a la vez cada día descubriré un lugar nuevo donde aún no habré estado. Perdón porque te daré demasiadas lunas gratuitas, porque no querré dejar de sorprenderte, perdón porque no te haré caso cuando me digas algo. Te pido perdón así, de este modo, porque no te contaré todo, pero te diré sin miedo todo lo que querré algún día. Te pido perdón porque algún día te miraré a los ojos y te diré: “Sí, me he enamorado”. Te pido perdón por si llega el día en el que te quiera demasiado…

Y vengo a despedirme ahora que no quiero irme, ahora que tengo miedo, ahora que aun tiemblo si me tocas y siento ese cosquilleo en el estómago cada vez que me besas. Así que, te regalo una despedida sin marcharme, porque tal vez mañana te dejaré una hoja en blanco y no sabré que decirte, siempre se me dieron mal las despedidas... Te diré adiós así, besándote, acariciándotemimándote hasta desgastarte, porque si has de morir, si he de morir de amor, quiero hacerlo en tus brazos y que seas tú el que me dé siempre el último beso. Y si lo vivo así, como lo estoy viviendo ahora, podré abrir el álbum de fotos de mi memoria y pensar que valió la pena conocerte, aunque por entonces no sepa decirte adiós. Y si esa despedida no llega nunca, volveré a leer esta nota, para acordarme y recordarte porque te quedas y porque no me marcho.