27.11.13

Puedes llamar a la puerta.

A eso que llaman amor:
Te he dedicado más de un reglón y menos de cien. He escrito cartas que nunca han salido del cajón de mi mesita. A veces, llevaba una copa de más sólo por si te apetecía aparecer. Te he buscado por lugares que ni siquiera existen y he intentado encontrarte por casualidad... Puedes llamar a la puerta, que estoy esperando la historia de un principio lleno de cartas que escribir.

4.11.13

El amor es la única filosofía.

Quizá diga la mayor insensatez del mundo, pero no hay peor cosa que dejar que una historia se evapore sin llegar a ser escrita. Y yo, abanderado de impulsos de corazón, estoy viviendo la mayor insensatez habida y por haber, sentado y sin mover ni uno solo de mis músculos. Me quité del medio, arañándome las entrañas y anulando el éxtasis que me provoca verte, y me quedé con esa extraña sensación de que todo había sido tan engañoso como irreal, y tu mano en mi nuca solo era un triste, resignado y obligado saludo. Frustrado me miro en el espejo y, aún creyéndomelo, repito en alto mi frase ”el amor es la única filosofía”. Y aquí estoy yo, sin amor y con un débil presente, poniendo orden a mi gran caos particular y enumerando todos los vacíos que quizá nunca se lleguen a llenar.