21.11.14

Corazón estrellado llamando a Tierra.

"Corazón estrellado llamando a Tierra, a algún alma que sepa curar las heridas del corazón sin alcohol de olvidar... Corazón llamando a Tierra..."

Me he dado cuenta de cuánto nos queremos, porque ya no nos decimos cuánto lo hacemos. Porque hemos dejado de hablar de amor, para hacerlo. Porque esto funciona así. Cuando somos jodidamente felices, dejamos de hablar del momento para ser el momento. Por eso no deseo decirte nunca cuánto nos queremos, porque el amor no se mide ni el litros ni en toneladas. Se mide en las horas que no sueño porque ya tengo la certeza de estar soñando. El amor se mide en las veces que suspiramos, y en la cantidad de instantes que dejamos de ser nosotros, para ser otra persona. Me he dado cuenta de cuánto nos queremos.

11.11.14

La reina en el palacio de las corrientes de aire

- Pero ¿no estás enamorado de ella ni de Erika Berger?
Mikael se encogió de hombros. [...]
+ Si amor significa querer mucho a alguien, entonces supongo que estoy enamorado de varias personas -dijo.
- ¿Y ahora de mí?
Mikael asintió. Monica Figuerola frunció el ceño y lo miró.
+ ¿Te molesta? -preguntó Mikael.
- ¿Que hayas traído a otras mujeres antes? No. Pero me molesta no saber muy bien qué es lo que está pasando entre nosotros. Y no creo que pueda mantener una relación con un hombre que va por ahí tirándose a quien le da la gana...
+ No pienso pedir disculpas por mi vida.
- Y yo supongo que en cierto modo me gustas porque eres como eres. Me gusta acostarme contigo porque no hay malos rollos ni complicaciones y me siento segura. Pero todo esto empezó porque cedí a un impulso loco. No me ocurre muy a menudo y no lo tenía planeado. Y ahora hemos llegado a esa fase en la que yo soy una de las mujeres que traes aquí.
Mikael permaneció callado un instante.

+ No estabas obligada a venir.
- Sí. Tenía que venir. Joder, Mikael...
+ Ya lo sé.
- ¡Qué desdichada soy! No quiero enamorarme de ti. Me va a doler demasiado cuando termine.
+ Esta casita la heredé cuando[...] Aparte de unos cuantos conocidos ocasionales a principio de los años ochenta, son exactamente cinco las chicas que han estado aquí antes que tú. [...] Son unas circustancias un poco especiales.
- ¿Ah, sí?
+ Tengo esta casita para escaparme de la ciudad y estar tranquilo. Casi siempre vengo solo. Leo libros, escribo y me relajo sentado en el muelle mirando los barcos. No se trata del secreto nido de amor de un soltero.
[...]
No pienso prometerte nada -dijo. Mi matrimonio se rompió porque Erika y yo no podíamos mantenernos alejados el uno del otro. Been there, done that, got the t-shirt.
Llenó las copas.
+ Pero tú eres la persona más interesante que he conocido en mucho tiempo. Es como si nuestra relación hubiese ido a toda máquina desde el primer día. Creo que me gustas desde que te vi en mi escalera, cuando fuiste a buscarme. Más de una vez, de las pocas que he ido a dormir a mi casa desde entonces, me he despertado en plena noche con ganas de hacerte el amor. No sé si lo que quiero es una relación estable pero me da un miedo enorme perderte.

Mikael la miró.
+ Así que... ¿qué quieres que hagamos?
- Habrá que pararse a pensarlo -dijo Monica Figuerola-. Yo también me siento tremendamente atraída por ti.
+ Esto empieza a ponerse serio -contestó Mikael.





Fragmento de "La reina en el palacio de las corrientes de aire" de Stieg Larsson.

7.9.14

Monotonía.

Suspira. Le cansa la monotonía... Odia los lunes, detesta un poquito menos los martes; y los miércoles, a veces, empieza a ser un poquito más persona. Sin darse cuenta, esa es también su propia monotonía.

Pero hay algo que no sabe. A pesar de sus odios, de sus días malos, de sus noches tontas y su excesivo apego a los recuerdos, nunca se para a pensar en cómo es en realidad. En cómo aparece ante los demás... No se da cuenta de que, a pesar de todo, nunca deja de sonreír. No se ha parado a pensar en las veces que una de sus carcajadas hacen sonreír a alguien que, tal vez, lo necesitaba más que él. Ni en cómo sus labios tararean miles de veces las canciones que suenan, ni en cómo su cuerpo reacciona al ritmo y lo interioriza, y lo adapta, y cada poro de su piel destila música, se convierte en música.

No sabe que cambia su forma de andar al subirse a unos zapatos, y se vuelve más hombre. Ni siquiera conoce los distintos grados de intensidad que hay en su mirada, y en sus sonrisas, ni tampoco que éstos sólo llegan a distinguirlos unos pocos privilegiados. No sabe nada de eso... Y probablemente, tampoco llegue a saberlo nunca.

13.8.14

Y no me arrepiento de nada.

¿Has amado alguna vez a alguien hasta llegar a sentir que ya no existes¿Hasta el punto en el que ya no te importa lo que pase? ¿Hasta el punto en el que estar con él ya es suficiente, cuando te mira y tu corazón se detiene por un instante? Yo sí. Y puedo asegurarte que es igual de bonito que de doloroso.
No hay una forma específica de definir el amor, porque el amor es relativo, no hay un cierto modo de verlo, no hay un único sentimiento, algo que generalice, porque se siente lo que se siente cuando uno se enamora...

Yo elegí quererte y todas las consecuencias que eso conllevaba, elegí que tú fueses la persona, elegí que tu olor era el que mejor le venía a mi ropa, yo elegí que me comieras a besos, elegí también tu voz ... Elegí llorar por ti de vez en cuando, elegí creerme tus verdades y creerme a medias tus mentiras, elegí que no quería otros abrazos, que no quería otras manos que me tocaran, que no quería ver por la mañana otra cara que no fuese la tuya, elegí nuestro mes del año y nuestro día del mes aunque nunca me gustaran las fechas, aunque no fijáramos una en todo el tiempo que estuvimos juntos.

Elegí que tú fueras mi locura y que tú, precisamente tú, fueras el que me calmara cuando tenia uno de mis ataques, elegí llenar el silencio de la noche con nuestra risaElegí las idas y venidas, las despedidas, elegí la impotencia, la incertidumbre, elegí el miedo a fallar y los impulsos, elegí las miradas, elegí temblar, elegí hacerme adicto a tus palabras, al corte de tu voz sonando dentro de mi cabeza. Elegí conservar intacto cada momento, y dejar huella de lo que algún día fue. Elegí que mi mayor hobbie era verte y besarte hasta que a los dos nos dolieran los labios... Elegí no callarme nada, elegí hablar de nosotros cuando hablaba de ti, elegí ser fuerte sin la ayuda de ningún tipo de coraza y luchar por un solo motivo. Elegí darte todas mis oportunidades y perderme por estupidez las tuyas, elegí quedarme con tus manías, tus defectos y tus caricias. Elegí perdernos en cualquier lugar del mundo, y aun tengo ganas de perderme contigo debajo de cualquier edredón

Elegí también tu respiración en mi oreja derecha y en la izquierda, y en cualquier zona de mi cuerpo, elegí ir lento, y sentir la pasión a gran escala, elegí estremecerme solo y únicamente con tus caricias, elegí no ponernos límite. Elegí el sabor agridulce de las discusiones que acababan en abrazo, elegí derrumbarme cuando ya no aguantaba más, elegí encontrarte en lugares donde nunca estaría, elegí seguir queriéndote aún cuando ya no estabas, y a día de hoy sigo haciendo lo mismo... porque yo elegí arriesgar y jugármela por ti. Y no me arrepiento de nada.

11.6.14

Tengo que decirte algo.

Tengo que decirte algo... Nunca salto ni arriesgo, prefiero saltar con la pierna doblada. Nunca finalizo lo que inicio, inicio lo finalizado. Nunca hago caso de lo que me dicen, me dicen A y hago B (para mi B siempre es mejor que A). No soporto los climas extremos pero quiero viajar a la Antártida y vivir en el desierto.
Nunca mi intensidad ha durado más que unas horas. Nunca escribo con sentido, pero el sentido eres tú. Nunca me como todo el plato pero me muero de hambre cada vez que te veo.
No dejo de observarme en el espejo por si olvido cómo soy. Nunca devuelvo las miradas (me muero de vergüenza demasiado rápido que al final no me da tiempo). No dejo de mirar a las nubes, y tú no dejas de pensar qué estaré pensando. Nunca combino los zapatos con la camiseta, combino la camiseta con los días.
Nunca quiero llevar reloj y no quiero dejar de perderme. Nunca nadie supo cómo contentarme. Nunca dejo de comportarme como una niño. Nunca me he dejado besar si no es por sorpresa. No me gusta compartir paseos, pero adoro compartir una siesta para dos. Nunca sé qué decir y en cambio siempre lo digo todo. Nunca me preocupo por mi, prefiero estar más pendiente de los demás. Nunca abandono el miedo, pero sin embargo no tengo miedo a llorar.
Nunca admito que te quiero y aun así te dejo cartas en el buzón una vez por semana. Nunca me gustó el café pero sí adoro las cafeterías. No
 me baño cuando voy a la playa, sólo juego con las olas y corro por la orilla. Nunca quiero que me acompañen hasta la puerta pero me encanta que me esperen en cualquier sitio. Nunca llegarás a conocerme del todo. Nunca dejo que me rescaten, prefiero que nos rescatemos juntos. Nunca dejo de hacerme daño, pero nunca he estado tan seguro de que sin ti no podría sobrevivir.

18.3.14

Seguimos sin saber lo que hacemos.

Yo también me vuelvo nube y lluevo sobre el papel. Una mezcla de sangre y vómito a partes iguales; espero que alguien prepare la transfusión y me moje la nuca o que traiga dos dedos y escribimos un libro sin destinatario ni buzón que lo soporte. Tengo ganas de disfrazarme de piedra y salir a tropezar, de caer en la cuenta atrás de quince a diez o de que me trague el orgullo que no trago y me escupa lejos de aquí.

Sobreviviremos, que tampoco es una palabra tan mala, definitivamente podría acostumbrarme a sobrevivir o a vivir sobre ti. Mientras tanto, seguimos sin saber lo que hacemos pero aún así lo hacemos, Marx estaría muy orgulloso de nosotros, el ciclo de los enfados se repite, pero él mejora el déjà vu cambiando lágrimas por un "idiota" con cara de pena y sonrisa. Y yo sonrío, joder, como acto reflejo de qué sé yo lo qué, pero que nada tiene que envidiar al del espejo que atravesó Alicia para descubrir maravillas.

13.3.14

Que huir signifique ir a buscarte.

Hablo de él. Hablo de cambiar a Stendhal por su nombre en el síndrome, de cómo alguien se convierte en motivo, acción y la fusión de ambos, de cómo el segundero tiembla cada vez que da un paso si él no está cerca, de cómo conjugar su sonrisa en gerundio y decir 'no' cruzando los dedos. Hablo de joder el velocímetro de su pecho, de revolucionar los horarios y olvidar el sueño por los sueños, de hacer el amor y que el amor nos haga estar así, de matar al ocho para tumbarlo, de vivir entre puntos suspensivos y olvidar los de sutura.

No hablo de 'para siempre', hablo de mañana cada día y del 'continuará...' al final de cada episodio. Del 'te odio' reventando polígrafos y de los bolígrafos reventados por el sobreuso. No hablo de hacer planes, hablo de planear juntos a ras de mar y nadar juntos en el río a carcajadas, sumergirse en el amar y poder abrir los ojos para verla, de tener vértigo por la altura que estamos cogiendo y olvidar el paracaídas y las huidas para nada.

Hablo de que quizá esta vez no haya que huir y de que huir signifique 'ir a buscarte' como dijo alguien. Hablo de que el otoño no es tan malo y que el invierno será mejor, hablo de nieve en el mar de Barcelona y sueños de hace meses cumplidos en la arena. De tácticas y estrategias, de terapias de choque para perder el miedo al 'te quiero', de hacerme ser incoherente con mi yo de anteayer que ya no creía en todo esto, de que sea la margarita la que me pregunte a mí y que yo responda que no, cruzando los dedos.

3.2.14

Siempre estamos a tiempo de equivocarnos.

Nunca se sabe si algo irá bien, si habremos tomado la decisión correcta. Pero a veces, en cierto modo, se intuye. Siempre estamos a tiempo de equivocarnos aunque arreglarlo no será tan fácil como insertar una moneda y darle al play. En las cosas de la vida, nada es fácil. He ahí la gracia. El misterio. La vida es para los valientes, para los que se atreven a quedarse con las sonrisas y las siestas a destiempo, con las miradas desenfocadas a 5 milímetros de tu boca y saben olvidar las lágrimas y los días grises. Que más da. La vida está en manos de quienes saben convertir en dulce el más amargo de los cafés de un lunes. O martes. O todos los días. La vida es para mi. Para ti. Para nosotros. Y me preguntas que si estoy seguro de estar aquí y ahora. Y sonrío y claro que si. Demosle al play. Y lo demás... lo demás no importa.

29.1.14

Nunca había sentido esa necesidad.

Cuando me besó, le besé, y él me besó, y yo le besé, y me besó, y le besé, y el mundo se hizo líquido. Caliente. Pequeño. Tenía la piel áspera, la lengua dulce, todo era áspero y dulce y cabía en la frontera simétrica de nuestros labios pegados que se despegaban a veces y se volvían a pegar para encontrar otro sabor que era fresco y a la vez ardía. Y yo nunca había besado a nadie así, nunca había sentido esa necesidad implacable de besar, y de besar más, de seguir besando, como si me jugara la vida al borde de la bocacomo si más allá del cuerpo que me abrazaba no existiera nada, como si los brazos que me estrechaban me protegieran de un vacío negro y compacto que codiciaba la fuerza de mis propios brazos.

19.1.14

Sigue siendo un cobarde.

Claro, ya te entiendo. Es más fácil... si... Es mucho más sencillo no querer. No arriesgar nada, no alterar tu vida ni pegar una patada a tus principios.
Porque el amor duele. El amor quema. El amor desvela... Vale, tú sigue así, sigue siendo un cobarde que esto es solo para los que se atreven a poner su mundo patas arriba sin pensar en el mañana, y si no estás dispuesto a jugar tus cartas, tampoco te mereces que nadie lo haga por ti.

7.1.14

Siento hablar tanto de amor.

Deja de engañarte. Soy lo que tienes delante, no lo que te imaginaste en nuestro primer beso. No respondo al teléfono, y no siempre estoy cuando es urgente. Nunca me he creído los finales felices, y prefiero las canciones que me hacen llorar. Te juro que me gustaría ser de otra manera, ser el chico que escribías cuando te apetecía enamorarte. Pero nunca he sido lo que esperaban de mí, sino una imitación barata.

Y lo siento muchísimo, siento ser un incapacitado emocional tan a menudo... Siento el frío en mis abrazos y el silencio durante nuestros viajes en coche. Siento no estar a la altura de tu historia, no haber cambiado el argumento de tu vida. Siento haber sido más lágrimas que sonrisas, haberme perdido como despertabas tantas mañanas. Siento no encontrar tus días azules. Siento mi cobardía, y mis textos tristes. Siento hablar tanto de amor, y no hacértelo más a menudo.







(Y quiero puntualizar que no todas las historias van para alguien o me sienta de esa manera. Solo me salen y las escribo, sin más)

1.1.14

Te pido perdón porque...

Ahora que puedo despedirme como quisiera hacerlo entonces, ahora que puedo ser objetivo con este “hasta luego”, ahora que aún no me has hecho daño… Ahora que aún no te he roto el corazón, ahora que no se si tendré que despedirme algún día... Así que te pido perdón ahora, te pido perdón por todos los viajes que no hemos hecho, por todos los lugares a los que no habré ido contigo por falta de tiempo, perdón por haberte dado demasiados abrazos, perdón por haberme sentido un principe a tu lado, por haberte comido a besos y a mordiscos... Perdón por no saberte cantar canciones, por levantarme despeinado, por ser lo primero que deseo llevarme a la boca cuando despierto...

Te pido perdón por sentir celos por todo, porque te abrazaré demasiado fuerte y con demasiadas ganas, porque te cogeré de la mano y no querré soltarte. Te pido perdón porque querré hacerte el amor en todas partes, perdón porque tal vez te llamaré demasiadas veces por teléfono o demasiados mensajes, y porque seguramente seguiré sin soportar a tus ex. Perdón porque te diré cosas que no siento cuando me enfade y tontearé con otro chico para sentirme deseado por ti y para ponerte celoso, perdón por querer quitarte los enfados con abrazos y besos, por no saber enfadarme, por no saber decirte que no.

Perdón porque poco a poco me habré ido conociendo tu cuerpo, cada día seré un poco menos turista y a la vez cada día descubriré un lugar nuevo donde aún no habré estado. Perdón porque te daré demasiadas lunas gratuitas, porque no querré dejar de sorprenderte, perdón porque no te haré caso cuando me digas algo. Te pido perdón así, de este modo, porque no te contaré todo, pero te diré sin miedo todo lo que querré algún día. Te pido perdón porque algún día te miraré a los ojos y te diré: “Sí, me he enamorado”. Te pido perdón por si llega el día en el que te quiera demasiado…

Y vengo a despedirme ahora que no quiero irme, ahora que tengo miedo, ahora que aun tiemblo si me tocas y siento ese cosquilleo en el estómago cada vez que me besas. Así que, te regalo una despedida sin marcharme, porque tal vez mañana te dejaré una hoja en blanco y no sabré que decirte, siempre se me dieron mal las despedidas... Te diré adiós así, besándote, acariciándotemimándote hasta desgastarte, porque si has de morir, si he de morir de amor, quiero hacerlo en tus brazos y que seas tú el que me dé siempre el último beso. Y si lo vivo así, como lo estoy viviendo ahora, podré abrir el álbum de fotos de mi memoria y pensar que valió la pena conocerte, aunque por entonces no sepa decirte adiós. Y si esa despedida no llega nunca, volveré a leer esta nota, para acordarme y recordarte porque te quedas y porque no me marcho.