14.4.13

Estábamos hechos para querernos una tarde.

Tú y yo nos conocimos porque estábamos hechos para querernos una tarde. Porque tu brazo encajaba perfectamente en mi hombro. Porque nuestros pasos quedaban muy bien en el invierno de Barcelona. Y lo más normal era que un día te encontrara y me obsesionara por ti. Por eso nunca me faltaron sueños, ni ilusión. Alguna vez pensé en rendirme, pero cuando llegaba uno de esos días, me hablabas de películas y besos. Y entonces volvía a llover en algún concierto. O me hacía el duro en algún sofá. Pero sabía que tú y yo estábamos hechos para rozarnos, como solíamos planear. Y aunque me cueste convencerte, y aunque besemos otras bocas mientras te decides, seguirán pasando los días con ganas de verte por alguna calle perdida. Y darte dos besos, y preguntarte qué tal te va. Y preguntarme si piensas tanto en mí como yo pienso en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario