7.7.13

Que nuestras manos no encajen.

No quiero regalos. Me inventaré una alergia al chocolate, las flores y la gente arrodillada si es necesario, no quiero cajitas, arroz cayéndonos encima ni historias de naranjas mal cortadas. No quiero cepillos azules en mi baño, ni violines, ni París ni Venecia, ni conocer tu ciudad ni a tus padres, no creo en castillos ni en princesas que necesiten besos para despertar, no quiero blandeces, no te adaptes a mí ni te erosiones con los choques, ni te enfades por la distancia de seguridad que querré de vez en cuando. Que nuestras manos no encajen, que mi hombro no te sea cómodo, que odies cómo bailo, que odies cómo escribo, que te rías de cómo hago todo. No quiero saber el nombre de tus futuros hijos, ni que lleven mis apellidos y su padre lleve mi nombre.

No quiero exclusividades, quiero alquiler con opción a compra nunca llevada a cabo, no quiero escribirte solo a ti, no quiero amores con complejo de jaula con los posesivos y el verbo tener como barrotes. No quiero obviedades, ni golpes de estado de ánimo algún 14F, que entiendas que nuestra relación si algún día es, será a tres, que no pienso abandonar a Soledad por ti, ni bailar Joy Division agarrados, ni acordarme de ti escuchando algún grupo romántico de los ochenta. Pero que tengas claro que si hay algo que quiero es a ti y a este puto miedo a tu potencial de cambiar todo lo antes dicho.

1 comentario: