7.9.14

Monotonía.

Suspira. Le cansa la monotonía... Odia los lunes, detesta un poquito menos los martes; y los miércoles, a veces, empieza a ser un poquito más persona. Sin darse cuenta, esa es también su propia monotonía.

Pero hay algo que no sabe. A pesar de sus odios, de sus días malos, de sus noches tontas y su excesivo apego a los recuerdos, nunca se para a pensar en cómo es en realidad. En cómo aparece ante los demás... No se da cuenta de que, a pesar de todo, nunca deja de sonreír. No se ha parado a pensar en las veces que una de sus carcajadas hacen sonreír a alguien que, tal vez, lo necesitaba más que él. Ni en cómo sus labios tararean miles de veces las canciones que suenan, ni en cómo su cuerpo reacciona al ritmo y lo interioriza, y lo adapta, y cada poro de su piel destila música, se convierte en música.

No sabe que cambia su forma de andar al subirse a unos zapatos, y se vuelve más hombre. Ni siquiera conoce los distintos grados de intensidad que hay en su mirada, y en sus sonrisas, ni tampoco que éstos sólo llegan a distinguirlos unos pocos privilegiados. No sabe nada de eso... Y probablemente, tampoco llegue a saberlo nunca.

1 comentario: